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Padres que nutren

La importancia de confiar en nuestros hijos



Tener confianza en nuestros hijos es fundamental. En un estudio de padres con hijos sobresalientes por su creatividad, amor y empatía, decían, una y otra vez, lo mucho que ellos confiaban en el juicio y decencia de sus niños. Un papá dijo: “Yo creo en la bondad de los niños”. En el mismo estudio, los padres describieron la confianza como una actividad no como una actitud:

“Debes enseñarles a tus hijos cómo ser dignos de confianza. Tienen que saber lo que te hace confiar en ellos para que puedan cultivar y confiar esas cosas de sí mismos”.

Antes de que la confianza pueda existir, es preciso que un niño sepa lo que sus padres quieren decir con buen juicio y buena conducta moral. Los padres que nutren, confían en la justicia de sus hijos porque ellos han demostrado justicia. Confían en el juicio de sus hijos porque les han enseñado cómo tomar buenas decisiones. Confían en la buena conducta moral porque los han educado en una casa con buenos principios morales. Después, los niños necesitan practicar esas habilidades. Los padres que nutren ayudan a sus niños dejándolos tomar decisiones y asumir responsabilidades mientras crecen. Una mamá dijo: “Mi hijo quiere tomar buenas decisiones. Así que busca lo que es bueno”. Otra mamá se expresó así: “Los errores son valiosos y enriquecedores”.


La mayoría de los niños son comunicadores entusiastas; el que lo sigan siendo depende de las respuestas que dé la gente que los escucha.


Es importante reconocer que los niños tienen derecho a poseer pensamientos privados. No critiques o juzgues sus actitudes, creencias y valores. Escucha los mensajes ocultos en la conversación con ellos. Por ejemplo, busca los sentimientos detrás de sus comentarios. Cuando los niños dicen cosas que son envidiosas, vengativas o sin pensar, normalmente quiere decir que hay algo que los lastima, algo sucede debajo de la superficie. En otras palabras, estos comentarios son llamados de amor. No entres en una discusión, no reacciones formando una crítica. Responde a las emociones, no a las palabras.


Parafrasea los comentarios de tu hijo: “¿Sientes que la maestra fue injusta?” También es importante que te fijes en su lenguaje corporal. Cuando las palabras y el lenguaje corporal digan dos cosas diferentes, siempre créele al segundo.


Formula preguntas, no para guiar a tu hijo hacia tu punto de vista, sino para que él construya uno propio. El trabajo de tus hijos no es complacerte. Respetar la autonomía de un niño también implica enseñarle que él es responsable de sus propios errores. Sus errores no se reflejan en los padres, se reflejan sobre el niño.


 

Llamas, Alejandra. El arte de educar: Técnicas de coaching para guiar a nuestros hijos (Spanish Edition) . Penguin Random House Grupo Editorial México. Edición de Kindle.

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